31 marzo 2011

Humanismo II. Tareas del espíritu


Disciplina en el trabajo, orden en tus asuntos, sociabilidad, la importancia del olvido de sí en las relaciones familiares... Todo lo que uno ha aprendido como parte de una ascética cristiana está aquí como desarrollo del mero hecho de ser hombre. Lo que confirma que la gracia no actúa a pesar de la naturaleza, sino apoyada en ella. Juan Luis Lorda ha querido aquí, en efecto, mostrar cómo muchas virtudes que se piensan cristianas son patrimonio de todo ser humano; sin decir que quien las practica está mucho más cerca de recibir la gracia, pero pensándolo, sin duda.

Sin quitar importancia a toda esa ética del trabajo que se expone en el tercer capítulo, quizá lo más interesante del volumen sean los capítulos que se dedican al gobierno, la educación, la familia y el sentido religioso. Sí, el sentido religioso, pues, como bien dice Lorda, este forma parte inseparable de lo humano, y es bueno recordarlo en momentos en que se nos quiere convencer de que es una excrecencia tolerable hasta cierto punto.

Es difícil, sin embargo, escoger alguna aportación original. Lorda no quiere más que exponer cosas sabidas desde muy antiguo y plenamente razonables, pero que han dejado de enseñarse por extraños prejuicios que aún no sabemos cómo juzgará la historia. Hay que destacar, también, la selección de 5oo libros sabios con que concluye el autor su discurso. Junto a autores poco difundidos cuya devoción compartimos (Yepes Stork, Llano, Pieper) están ahí Aristóteles, Tolstoi, Saint-Exupery, Julián Marías...

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30 marzo 2011

La mirada velazqueña


Ha triunfado [en los años de la democracia] el reverso abyecto de la cultura hispánica, aquello contra lo que ha luchado sin tregua, su peor pesadilla. Lo más chusco: que nos han dicho que ése era el precio de la convivencia. Los españoles se lo han creído, porque les convenía creérselo. Aceptado eso, cualquier intento de rectificación -en rigor, la cultura española en su más alta aspiración- resulta ridículo, pretencioso. ¿Quién se atreve hoy en día a reconocerse en un santo de los pintados por el Greco, en un ilustrado de los retratados por Goya, en un soñador de los de Murillo? Y para qué hablar de la mirada de los personajes de Velázquez, de esa interrogación muda, infinitamente inteligente, acerca de la exigencia del ser hombre...

José María Marco, La libertad traicionada

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29 marzo 2011

Benditos incoherentes


Me das miedo, Luis, no porque seas anarquista, sino porque no lo eres lo suficiente; quiero decir porque no te lo tomas con buena fe; la buena fe salva muchas cosas. El anarquismo tiene algunas excelentes, si uno sabe escogerlas.

Pues qué quiere, padre Gallifa (Joan Sales, Incierta gloria): yo prefiero un anarquista incoherente, por el bien de muchos; igual que hubiese preferido que Lenin o Mao, por citar dos ejemplos, hubiesen sido menos coherentes. Tal vez sea más salvable, desde el punto de vista cristiano, el que sabe ser fiel a unos principios. Pero hay fidelidades que matan, literalmente.

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28 marzo 2011

Duelo en la casa grande


Es una pena que no podamos oír los monólogos que componen este relato, así como los leemos. Para un audio-libro, sería ideal, escogiendo, claro, a alguien capaz de imitar a la perfección el habla rural de Castilla.

Delibes ha empleado con frecuencia el habla coloquial para tratar asuntos serios. José Jiménez Lozano lleva aquí a gran altura este procedimiento. Ambos son capaces de mostrar hasta qué punto el castellano rural posee una riqueza de sentidos y de voces equiparable a un registro más académico, que aquí, sin embargo, no expresaría con la misma fuerza sus temas: las relaciones de poder, los odios reprimidos, el cainismo..., todo desde el punto de vista del humilde pero malicioso aldeano acostumbrado a perder, como hoy se dice.

Hay algo también de suspense policíaco en la trama, que empieza con una especie de informe policial sobre los actores del drama, hecho a partir de las fotos que obraban en poder de estos. Inmediatamente, sin embargo, toma la palabra Pedro Pedroso Pérez, Ojo Virule, y ya casi no la suelta. A través de su verbosidad, llena de salidas por las ramas, vamos intuyendo las relaciones entre los personajes, que desembocaron en algo sucedido durante el velatorio (el duelo) del cacique Julio Lorenzana, una especie de comendador fuenteovejunesco de poca monta. Como sucedió en todo pueblo español (la trama sucede poco después de la guerra civil), las enemistades políticas se unen a los odios personales, pero sobre toda otra consideración prevalece un "sálvese quien pueda", un agachar la cabeza ante los poderosos y un cazurro egoísmo, confugurando todo ello un cuadro patético, bien captado por el diseñador de la portada cuando plantó ahí el cuadro de Munch, con esa mirada estúpida del aldeano ante la casona teñida de rojo.

Nota redactada en diciembre del 2010

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27 marzo 2011

Técnica de tomar decisiones


A la luz del día todo el proyecto me parecía menos atractivo... Pero consideraba el asunto como algo ya decidido y que no tenía más que llevar a cabo. Empleo ese método con frecuencia para decidir los casos difíciles. Durante la primera etapa veo la cosa sólo como una hipótesis, y durante la segunda considero que lo que pensé antes es definitivo y que por tanto no se puede cambiar. Les recomiendo esa técnica a quienes tengan dificultad para tomar decisiones.

Jake Donaghue, en Iris Murdoch, Bajo la red

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25 marzo 2011

El más sublime uso que de la libertad puede hacerse


Manuel Azaña se refiere así a los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia, en discurso de 1902. Citado por José María Marco en La libertad traicionada.

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24 marzo 2011

El caballero de la resignación


Resignación es palabra poco generosa, como bien sabemos. Pero en este caso no implica abulia, ni es un pretexto para no actuar. La corona pesa sobre Radu-Negru, el príncipe de Valaquia, y su contacto con Venecia le va a hacer considerar seriamente el quedarse allí a compartir aquella dorada molicie. Pero comprende que está llamado a combatir a los turcos, que ya han puesto el pie en su reino y amenazan de nuevo a la Cristiandad. Se trata de "resignarse a la libertad", como dice la dedicatoria: abrazar la misión que uno tiene asignada, aun pudiendo optar por una existencia aparentemente feliz.

Estos venecianos dispuestos a entenderse con el turco y a no ver sus intenciones hostiles reflejan poco disimuladamente a los europeos del 45 que, hundidos también en los oropeles, coqueteaban con el monstruo totalitario al que habían entregado ya media Europa. Pero podemos leerlo también en clave actual, con la amenaza islámica como fondo y con una Europa amariconada que se diría un inmenso harén a la espera de su dueño. No sé si Vintila Horia llegó a percibir, en sus últimos años, ese cambio en el rostro de la barbarie. Pero el valor de la fábula permanece.

Nota redactada en mayo del 2010

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23 marzo 2011

Escribir con el corazón


En el siguiente pasaje, Oblómov parece definir el espíritu de la novela rusa ¿frente al Naturalismo?

Se debe representar al ladrón, a la mujer caída, al imbécil engañado, pero sin olvidar que son seres humanos. ¿Dónde deja usted el amor al prójimo? Pretenden escribir con la cabeza solamente -prosiguió con voz casi silbante-. Creen que para pensar, el corazón sobra. Pero no, la cabeza se fecunda con el amor. Se debe tender la mano al hombre caído para levantarlo o llorar amargamente sobre él si ya está perdido, pero no burlarse de él. Hay que quererlo, recordarle que es nuestro semejante y tratarlo como a nosotros mismos, entonces leeré esas obras y las admiraré... -dijo, volviendo a tumbarse tranquilamente en el diván-. Cuando describen a un ladrón o una mujer pública, se olvidan de que es un ser humano o bien no saben representarlos. ¿Qué arte hay en esas obras, dónde ve usted su colorido poético? Denuncien, si quieren, el vicio, la depravación, pero sin pretensiones poéticas, por favor.

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22 marzo 2011

Donoso y la democracia


... como formuló Donoso Cortés por primera vez, la democracia hunde sus raíces en terrenos que están más allá de ella, desde donde hay que cultivarla y se tienen que defender públicamente tanto sus valores como los presupuestos que la sostienen. La democracia ha funcionado y seguirá funcionando mientras perduren vivas las convicciones de fondo de las que nació, que provenían de una herencia constituida por múltiples factores: la defensa moderna de la libertad y de la subjetividad, el derecho romano, el logos griego y la revelación cristiana.

Olegario González de Cardedal
, Educación y educadores

Por ello, qué grotesco resulta rechazar las admoniciones de la Iglesia como intromisiones ilegítimas, o querer borrar del espacio público las manifestaciones o símbolos cristianos. Es negar el fundamento.

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21 marzo 2011

La fe de los demonios


"O el ateísmo superado", dice el subtítulo. Y uno podría pensar que va a encontrar argumentos en contra del ateísmo. Pero se trata de otra cosa: se trata de los que se comportan como demonios, que son quizá, después de los ángeles y los santos, o con ellos, los menos ateos del mundo. El ateísmo, viene a decir el autor, no es la situación más endiablada. Una vez superado se puede estar más cerca de Satanás que de Cristo. La epístola de Santiago está siempre detrás de estas reflexiones, como puede suponerse: la fe que salva es la que se palpa en obras. El autor, converso de ascendencia judía, tiene en mente, y así lo dice, a los recién convertidos que podrían echarse a vivir como si su conversión fuese un punto de llegada y no de salida. Pero va por todos.

Fabrice Hadjadj hila muy fino, y ha habido momentos, ante estas páginas, en que me he preguntado qué posibilidad hay de salvarse, habiendo tantas de extraviarse; como si, tires por donde tires, te encontrases con Ramírez, o sea con Satanás. La pregunta es retórica, gracias a Dios, pero es que nos encontramos con un escritor de enorme sutileza para lo que se refiere al cristianismo... y para lo que se refiere a la lengua, pues su barroquismo expresivo hace a veces difícil seguirle.

Nota redactada en septiembre del 2010

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18 marzo 2011

Estrecho y oscuro


... a veces en la vida de los pueblos llega un momento en que cambian los hábitos, las costumbres se destruyen, las creencias se tambalean, el prestigio de los recuerdos se desvanece y sin embargo la ilustración no es incompleta y los derechos políticos siguen igual de inseguros o restringidos. Entonces los hombres ya no ven la patria más que bajo una luz débil y confusa; ya no la simbolizan ni en el suelo, que se ha convertido a sus ojos en tierra inanimada; ni en las costumbres de sus abuelos, que se les ha enseñado a considerar como un yugo; ni en la religión, de la que dudan; ni en las leyes, que no hacen ellos; ni en el legislador, a quien temen y desprecian. No la ven, pues, en ninguna parte, ni con sus rasgos propios ni con otros, y entonces se retraen a un egoísmo estrecho y oscuro. Estos hombres... no tienen el patriotismo instintivo de la monarquía ni el patriotismo reflexivo de la república, sino que se han detenido entre los dos, confusos y decepcionados.

Alexis de Tocqueville, La democracia en América

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17 marzo 2011

Señas de identidad

Me dije que no podía ser de ningún modo marica. Jamás le había visto yo mover las manos como si fueran abanicos, ni arrastraba las eses cuando finalizaba una frase, ni cerraba los párpados cuando discutía...

En Mercedes Salisachs, La gangrena

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16 marzo 2011

La quiebra de la razón de Estado


Pocas palabras, llenas, sin embargo, de inteligencia, las que componen el texto de esta conferencia dictada en al Ateneo de Madrid en 1951. Y palabras dichas con la elegancia que caracteriza al autor. Si Gonzalo Fernández de la Mora no figura al frente de los ensayistas de su generación en los manuales de Literatura española, es por la consabida injusticia que, de modo quizá inevitable, campea en estos trabajos tan sometidos a mil condicionamientos de diverso tipo. Elegancia, riqueza de vocabulario e imágenes son, sí, características de este discurso que expone una idea esencialmente antimaquiavélica del Derecho internacional. El repudio de la noción de soberanía y la rehabilitación de la de Humanidad son las claves de su argumentación, bastante audaz por cierto, al romper lanzas en favor de una idea tildada a menudo de abstracta, y de otra no menos desacreditada como es la de utopía: "creo en las utopías", dice tajantemente el autor al final de la obra, aunque queda claro que no entiende por tal el diseño de un mundo feliz al estilo de los de Moro, Campanella o Huxley, sino el proyecto de un ordenamiento social justo al que vale la pena aspirar. Si hemos de dar pasos en la dirección del progreso, es preciso instaurar la razón de humanidad.

Nota redactada en enero de 1999. Tendría que releerlo para estar seguro, y lo he perdido; pero imagino que humanidad tampoco tiene aquí el sentido de colectivo de seres humanos, sino el de naturaleza humana.

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15 marzo 2011

Los que asaltaron la capilla de la Complutense

se hacen llamar antipoder o contrapoder, no recuerdo. Es una muestra de la inopia ideológica de la juventud de izquierdas, por supuesto. Pero es también un nombre sutilmente orwelliano. ¿Contra el poder? ¡Pero si estas hordas son lo más sumiso que existe! Son, de hecho, la partida de la porra de los zapateros, obamas y camerons, las juventudes hitlerianas del totalitarismo débil.

Ocurre que donde dicen poder quieren decir autoridad: dos conceptos no sólo diversos, sino hoy por hoy antagónicos. Sus enemigos no son los políticos, sino los curas o los maestros. Es lo que necesitan los poderosos sin escrúpulos: rebeldes a la autoridad, dóciles al poder. Casi puede oírseles cantar lo de Pink Floyd, con aquel coro de orcos: “no necesitamos educación, no necesitamos control mental…” Control mental, sí, porque además han sido enseñados, orwellianamente, a alterar los conceptos e ignorar que el control mental pasa por vaciar la mente, cosa que está consiguiendo con envidiable eficacia la educación socialista: otra inversión de los términos, pues es sabido lo que como educación se vende en nuestras escuelas.


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14 marzo 2011

De qué me suena


A las espartanas les interesa más la lucha, bañarse en el río Euritas, el sol, el polvo, el ejercicio de las artes marciales, que la bárbara gestación de descendientes.

Cicerón, en Disputaciones tusculanas, hablando de la decadencia de Esparta.

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11 marzo 2011

España en su literatura


Esto es una historia de la literatura española en tono ensayístico, con buena prosa literaria ella misma y con un marcado subjetivismo, dando abundante cancha al entorno cultural. Historia sumaria, también, pues sus doscientas páginas escasas no dan cabida a nombres y obras.

Y es fácil ver en ella los esquemas que han nutrido hasta ahora mismo los manuales escolares, empezando -por el final- por esa dicotomía Modernismo-Generación del 98 que tanto se ha criticado en las últimas décadas y que tan difícil parece de superar. Ahí está también esa visión de La Celestina como la eclosión del paganismo renacentista, lo que es casi tanto como ver en La Regenta una exaltación de la dirección espiritual... Pero esto último no es más que la pega de un lector quisquilloso.

Porque la exposición de Guillermo Díaz-Plaja es realmente brillante y constituye una muy buena síntesis de la historia literaria española. La caracterización de los siglos medievales es especialmente afortunada en este sentido. Califica la literatura romance como una "delgada veta" en un mundo que aún era mayoritariamente de expresión latina: es un campo, este, que normalmente se descuida en los planes de estudios, siendo fundamental para la cultura medieval, sin embargo. Aboga también por una unidad España en los estudios literarios, por encima del castellano, ya que esa unidad está en la mente de reyes como Alfonso X, de cuyo elogio de España nos trae un buen fragmento. Más adelante pedirá también que a los escolares se les haga conscientes de que en España coexisten diversas lenguas, lo que es índice de riqueza cultural: algo hoy muy manido, ciertamente, pero aún poco conseguido, por obra de la fragmentación autonómica.

Nota redactada en diciembre del 2010

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10 marzo 2011

Como los ama Dios


En esta colonia había una respuesta para cada acusación. Cuando se señalaba una corrupción, siempre había otra más negra... ¿Por qué, pensaba mientras desviaba el coche para evitar un perro muerto, me gusta tanto este lugar? ¿Será porque aquí la naturaleza humana no ha tenido tiempo de disfrazarse? Aquí nadie podría hablar jamás de un paraíso terrenal. El paraíso conservaba rígidamente su lugar, del otro lado de la muerte; de este lado florecían las injusticias, las crueldades, las mezquindades, que en otras partes la gente ocultaba tan ingeniosamente. Aquí uno podía amar a los seres humanos como los amaba Dios: conociendo lo peor; uno no amaba una pose, un vestido bonito, un sentimiento artificiosamente investido.

Narrador de El revés de la trama, de Graham Greene

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09 marzo 2011

República


En La gangrena, de Mercedes Salisachs, el narrador-protagonista hace dos observaciones atinadas sobre ese período:

[Abril de 1931] Teníamos las manos llenas de república pero no sabíamos qué hacer con ella.

...

[Octubre de 1934] Teníais un juguete en las manos... y no habéis parado hasta romperlo. Como hacen los niños.

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07 marzo 2011

Las ocas blancas


Pocas veces me lo han puesto tan difícil con una novela. Cuando una prosa como esta, densa, lacónica, a ratos críptica y llena de sobreentendidos, se aplica a un tema en apariencia de bajos vuelos, como las relaciones amistosas y sentimentales de unas niñas bien, resulta penoso seguir adelante. La autora lo sabe e ironiza: "al lector, si tengo alguno". De hecho, Paulina Crusat ha sido dejada de lado en casi todos los manuales. A quién se le ocurre, en plena vigencia del realismo de la berza, escribir a lo Proust sobre unas niñas casaderas de la alta burguesía.

Hay algo que te invita a seguir, no obstante, y es la calidad de la escritura: pulcra, elegante hasta lo abrumador, alcanza cotas rara vez vistas en la novela española. Y acabas descubriendo que está ahí, por encima de los devaneos sentimentales, el dolor de vivir, el miedo al futuro, la pesadez de la existencia. Un toque de desesperanza hay, sí, en esta narrativa, que se mueve en una línea estrictamente psicológica, sin cruzar nunca la frontera de lo religioso ni de lo venéreo, pero con una sorprendente profundidad. Una mención a los editores (Visor-Comunidad de Madrid), que han machacado el texto sin piedad a fuerza de bailar comas, puntos y bastantes letras.

Nota redactada en julio del 2010

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06 marzo 2011

En ABC

han encontrado el argumento definitivo contra los 110:

Franco, el primero en reducir la marcha

El caudillo afrontó la crisis de 1973 con medidas similares a las de este gobierno

(Domingo 6 de marzo de 2011)



(Pierden el tiempo. Esto funciona con ellos. Los socialistas no tienen complejos.)

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04 marzo 2011

Libertad


... la libertad misma debe entenderse de un modo proyectivo y dinámico. No es nunca meramente una cualidad externa, ni mucho menos un "derecho" abstracto, porque sólo llega a la existencia como un movimiento libre hacia nuestro destino personal. En otras palabras, la libertad sólo existe en la medida en que nos atrevemos a vivir libremente. Las modernas "libertades" garantizadas por leyes y constituciones no son en realidad más que la precondición de la libertad, que empieza donde ellas terminan. (Y el Estado moderno infringe más de lo que creemos las "libertades naturales"; por ejemplo, diciendo a sus ciudadanos dónde y cuándo pueden cruzar una calle o aparcar un automóvil, ordenándoles que se vacunen y eduquen a sus hijos, y en muchos países obligándoles a votar.) Por esta razón, no debemos suponer que la libertad se limita a la posibilidad de elegir entre varias opciones. Puede incluir tal alternativa, pero la libertad florece sólo realmente después de que hemos hecho nuestra selección inicial. Nunca somos más libres que cuando nos comprometemos sin reserva -quijotescamente, como si dijéramos- con lo que, o con quien, realmente amamos y servimos.

Harold Raley, El espíritu de España

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03 marzo 2011

Los años mentidos


Estos libros de Ricardo de la Cierva concebidos como réplicas tienen dos lastres importantes. El primero, la extrema susceptibilidad del autor, que los convierte en un prolongado tu padre o lo dirás tú, algo cargante. El segundo, la prosa bastante tosca de don Ricardo, que se agrava con el abundante número de erratas que deja colar la editorial Fénix. Y eso que el autor se pretende con más méritos que Francisco Umbral para entrar en la Real Academia. A Umbral está dedicado el último capítulo de Los años mentidos, y la conjunción de ambos defectos resulta en él especialmente patética.

Creo que si algo alegró los últimos años de Francisco Umbral fueron justamente los cabreos de Ricardo de la Cierva. Cabrear a una señora de derechas es placer grosero, pero que Umbral no dejaba de permitirse. Ahora, un académico de la Historia, biógrafo de Franco, oh, eso... De la Cierva nunca comprendió que cuando Umbral proclamaba su distancia con respecto a la verdad no hacía un ejercicio de cinismo, sino que enunciaba un principio fundamental de su estética. En sus artículos como en sus libros, en cada una de sus frases en realidad, no quedaba de la verdad más que una partícula escondida, y en descubrirla bajo la armazón de la caricatura estribaba la gracia. Son quienes toman en serio a Umbral quienes tienen un problema, tanto los que se lo tragan a pie juntillas como los que se enfadan. Venir denunciando que Umbral miente es como presumir de haber descubierto que los escenarios de Cecil B. de Mille eran de cartón piedra.

El resto del libro aporta poco. Tal vez lo de la conversión de Azaña sea lo más interesante.

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02 marzo 2011

Esencias


Aquí encontramos la esencia misma de España: la irrevocable decisión de ser cristiana y europea contra las escasas posibilidades de que pudiera, de un modo realista, tener esperanza de serlo. Durante siglos, Al-Andalus, oriental, islámico y la antítesis de todo lo europeo, amenazó a una España arrinconada, que era mucho menos una realidad que su antiguo adversario. La modernidad tiende a relegar a España a la retaguardia de la marcha europea, pero durante centenares de años y desde una perspectiva diferente, España sirvió de tropa de choque y vanguardia en las interminables luchas europeas conta el islam.

Harold Raley, El espíritu de España

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01 marzo 2011

De romanos y anticonceptivos


Kimberly Hahn (Roma, dulce hogar) cita a John Kippley:

Igual que en la decadente antigua Roma la gente se daba un gran festín y luego iba a vomitar la gran cantidad de comida que habían ingerido (para evitar las consecuencias de sus actos), así ocurre también en el caso de los matrimonios que se dan un festín en el acto conyugal sólo para frustrar el poder de de dar vida que tiene el acto de renovación de su alianza.

La comparación, sin embargo, no me parece acertada, porque hace pensar en el embarazo como una penitencia o un castigo, al equipararlo con el empacho subsiguiente al atracón. La idea de estar a las maduras y no a las duras se entiende, pero yo no emplearía el argumento a la ligera.

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