En La gangrena, de Mercedes Salisachs, el narrador-protagonista hace dos observaciones atinadas sobre ese período:
[Abril de 1931] Teníamos las manos llenas de república pero no sabíamos qué hacer con ella.
...
[Octubre de 1934] Teníais un juguete en las manos... y no habéis parado hasta romperlo. Como hacen los niños.
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