Eppur... No soy partidario.
Para empezar, el amen con que cierro cada domingo el Credo ha tiempo lo imagino como una llave que veda el acceso a más artículos de fe. Y la dichosa confesionalidad no está dentro.
Pero además, la posibilidad de un Estado confesionalmente católico es hoy una quimera tal que la llegada del hombre a Júpiter se antoja más cercana. Así que el asunto está lejos de ser una prioridad para los católicos, con lo que debatir sobre él no pasa de ser un capricho para ociosos.
No obstante, como el asunto está conectado con el de la laicidad y el laicismo, y este ha sido llamado con razón "el tema de nuestro tiempo", tal vez no está de más dedicarle un poco de espacio. Continuará, pues.