Son pocas las sorpresas que depara esta recopilación de textos del cardenal Martini. La propia índole de dichos textos (conferencias, intervenciones en simposios) cierra el paso a la originalidad en cierto modo. El cardenal se limita a exponer la doctrina del Papa, con consideraciones muy generales, que serían compartidas por gente de muy diversa condición ideológica. Al menos, esa es la impresión que he sacado. De destacar alguna idea, sería esta: hace notar Martini, con referencia a la pérdida de la fe en nuestra sociedad, que nuestros coetáneos siguen buscando a la Iglesia en los momentos decisivos de la persona: el nacimiento y la muerte (y podríamos añadir. el matrimonio). Es como si la Iglesia fuese la instancia que mejor supiera explicar el por qué se nace, el por qué se muere. Dejando aparte que encuentren la respuesta satisfactoria que buscan, el hecho de acudir ya es significativo. La Iglesia sigue, pues, gozando de respeto y confianza a la hora de la verdad, por encima de los desdenes, de las reticencias que hacia ella se puedan expresar en la cotidianidad de la vida.
La huida de todo enfrentamiento y la búsqueda del diálogo son motivos centrales en los discursos de Martini, hasta el punto de proponer el destierro de todo proselitismo, lo que me parece exagerado, sin duda por no hablar el mismo lenguaje que Martini, que, por lo demás, deja claro que la Iglesia no ha renunciado a su vocación misionera.
Nota redactada en junio del 2001.
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