28 diciembre 2007

Paz en la guerra



Mi impresión más superficial de este libro es que le sobran páginas, de modo que tal vez no he acabado de comprender su sentido. La apariencia es la de una magna novela de guerra, al estilo de Guerra y paz. Pero faltan episodios individuales, que ceden ante los hechos de la colectividad. Es, sí, una novela de colectividad, y Juan Pablo Fusi lo pone de manifiesto en su prólogo, donde trata de demostrar que Unamuno virtió aquí todo su concepto de lo que era el pueblo vasco y en concreto lo que era Bilbao, ciudad vasca, española y liberal.



Pero puede que la novela supere esos alcances y entre a formar parte de la cosmovisión unamuniana, es decir que no estemos hablando sólo de vascos y de españoles, sino de hombres. Así parecen confirmarlo los últimos párrafos, que vienen a explicar todo lo que hemos contemplado en las trescientas páginas anteriores: la guerra no altera sustancialmente la vida de los hombres, que viven en su paz, en sus trabajos y sus días, por encima de las contingencias de la política, o de su continuación por otros medios.



¿Qué tiene que ver esto con Unamuno? Aquí no hay esos caracteres singulares, Abel Sánchez, la tía Tula, Manuel Bueno... Bien, yo diría que es el pórtico de todo ello. Parece claro que la única guerra es la vida, y en este sentido no hay mucha diferencia entre una coyuntura bélica y una de paz. Este es el plano general, el contexto sobre el que después van a ejercer su manera propia de ser todas las grandes creaciones unamunianas.



Nota redactada en mayo de 2003.