Voy a imitar a Arp en esto del balance libresco del año. Es lo mejor de lo que he leído (a falta de terminar el Jesús de Nazaret), no de lo que ha aparecido: de hecho, casi todo es antiguo.
Y también hablaré de lo peor, cosa que me resulta fácil este año que me he metido a crítico de bestsellers. Esto sí es nuevo. Ahí va.
Lo mejor
-La democracia en América, de Alexis de Tocqueville. Una apología (seria) del sistema democrático y un agudo análisis de la mentalidad norteamericana. Con razón es un clásico.
-La gran esperanza, de Rafael García Serrano. La memoria personal, más que histórica, de un falangista impenitente. Divertido y brutal, y un ejemplo de cómo elevar el lenguaje cuartelero a alturas exquisitas.
-Introducción al Cristianismo, de Joseph Ratzinger. Qué os voy a explicar...
-El enigma de "La vie", de Carlos Rojas. Prueba de que, en efecto, la mejor novela española está fuera de los escaparates. Un licor fuerte y selecto.
-La desheredada, de Benito Pérez Galdós. Una grata sorpresa, para mí que menospreciaba un poco a don Benito.
-Pasarse de listo, de Juan Valera. Y dicen que es la peor de sus novelas...
-Mariana Pineda, de Federico García Lorca. ¡Poeta!...
Lo peor
-El caballero del templo, de José Luis Corral. De cómo si sabes un poco de Historia te puedes forrar haciéndote pasar por novelista.
-Medianoche, de Richard Zimler. Indigesta "epopeya" sobre un negrito presuntamente angelical. Una tontería.
Y, por supuesto:
-La sangre de los inocentes, de Julia Navarro. Que este adoquín mal escrito, hinchado de tópicos y politicorrecto hasta la risa floja se haya vendido como pipas sería uno de los misterios de la humanidad antes del 14 de marzo de 2004.
Feliz fin de año a todo el mundo.