16 abril 2009
Todo un carácter
Lo esencial es no dejar que le agote a uno. Cuando se la pesca en una mentira, lo confiesa y sale con otra mentira, y cuando se la coge en esa, lo reconoce y sale con una tercera, y así sucesivamente. La mayor parte de las personas, incluso las mujeres, se desaniman cuando las han cogido en tres o cuatro mentiras desacaradas y acaban por decir la verdad o por callarse. Mimi, no. Ella sigue ensartando embustes, y hay que andarse con ojo, porque puede uno llegar a creeerla, no porque parezca que al fin está diciendo la verdad, sino sencillamente porque se cansa uno de no creerla.
Nick Charles, en El hombre delgado, de Dashiell Hammett
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