27 abril 2009

Miscelánea española

Unamuno consideraba la sensatez como un defecto. "Estúpidos por opilación de sensatez", decía que se hallaban los españoles. Ojalá pecásemos hoy por sensatez. Opilación de bienestar es lo que padecemos. Leo en La cuarta trama, de José María de Pablo, la fría mentira de la SER sobre los "terroristas suicidas" del 11M, algo por lo que todavía nadie se ha disculpado, y me pregunto cómo esta cadena de radio sigue siendo la primera en las preferencias de los españoles, y cómo el director de informativos de aquella etapa no se halla barriendo suelos. "Casta de borregos modorros"; sí.

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Aclárense, mis ministros: denunciar la ley del aborto, ¿es hacer política o es hacer religión? Porque les oigo bascular entre lo uno y lo otro sin entrar en el meollo de la cuestión, a saber, si un gobierno tiene potestad para decidir sobre la vida de un inocente. No hablamos de financiación autonómica. No hablamos de la hipóstasis del Verbo. Y sin embargo (nuevo milagro de la propaganda) mucha gente se muestra reticente a firmar contra esta ley porque le parece partidista. ¡Como si el partido de la oposición se hubiese implicado en ello hasta la médula, vamos!

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Por cierto, en Youtube te piden hacer el pino para acceder al vídeo de un aborto. Algunos tienen la costumbre de cerrar los ojos muy apretados cuando tienen miedo en la oscuridad de su habitación o en un lugar solitario. Piensan que así se hacen invisibles. Claro que eso es ingenuidad, no hipocresía.

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