04 marzo 2009
Pájaros a punto de volar
No sé si me acaba de convencer esa frase de un crítico, según la cual "Patricia Highsmith contempla a los hombres como una araña contemplaría a las moscas". Creo que hay un ingrediente de compasión en la mirada de Highsmith que invalidaría esa afirmación, a no ser que el crítico piense que la araña es capaz de sentir compasión por sus presas.
Pájaros a punto de volar reúne catorce relatos juveniles de la autora, unos inéditos, otros publicados en revistas y sólo dos de ellos aparecidos en libro, concretamente en Once. La impresión inicial, con la lectura de "Una mañana tranquila", es de tedio. Luego uno se da cuenta de que si sigue la lectura es porque ha llegado a sentirse solidario de esos personajes cuyo problema principal es, justamente, el tedio, la falta de alicientes para seguir viviendo, a pesar de lo cual, y por ese terror a la muerte compartido por todo el género humano, siguen adelante en su grisura cotidiana.
Patricia Highsmith es una gran escritora de terror, y en estos cuentos aparece el terror en su forma más depurada: nada de zombies, nada de apariciones, nada de desmayos. Lo que más hiela la sangre es la tremenda soledad en que se ven sumidas estas criaturas. El escenario es casi siempre la ciudad, transmutada en esa tremenda tela de araña de los relatos terroríficos, que atrapa en el aislamiento a unos hombres y mujeres desvalidos, y en este sentido sí que podría tener fundamento la frase antes citada. Gente a la que sólo podría redimir la mano de un prójimo desinteresado y amigo, que les revelase el valor de su vida.
Nota redactada en julio del 2002