18 marzo 2009

La desatada historia del caballero Palmaverde


Las meditaciones de Antonio Prieto sobre el amor, el tiempo y la memoria tienen con frecuencia escenarios clásicos o renacentistas. En este último caso, Prieto suele acentuar el carácter pagano de la época. La desatada historia... sucede en tiempos de Felipe III en un entorno de magia, alquimia y transmigración de las almas, pero atemperado todo ello por un ingrediente humorístico que nos recuerda a Juan Perucho o a Cunqueiro. Una dama reencarnada en mula, un mulero erudito, unos frailes que se dedican al lifting son algunos de los especímenes que pueblan esta fantasía en torno a un trovador reencarnado y desmemoriado, tal vez Guillem de Berguedà. El juego con el tiempo, la realidad y la ficción trae también como personaje nada menos que a Martín de Riquer, el gran experto en la lírica trovadoresca.

La agobiante frecuencia con que se alude a los desfogues venéreos de algunos personajes hace maliciar que Antonio Prieto andaba por estas fechas algo necesitado de cariño. Pero ello no le impide remontarse a cumbres como el debate entre Loaysa, Palmaverde, el clérigo y el caballero, tal vez lo mejor de la novela.

Nota redactada en febrero de 2009