En las democracias de los países occidentales no les enseñamos ya a los jóvenes a responsabilizarse de la sociedad, sino que la escuela enfatiza al contrario que se debe ser “tolerante”. Sin embargo, una sociedad no sobrevive si cada generación no asume y simultáneamente adapta y vuelve a crear sus valores. Los intelectuales del mundo occidental, incluyendo a los de EE UU, no han tenido un papel positivo durante el siglo XX, ya que se han destacado casi siempre por atacar la sociedad en vez de protegerla o desarrollarla.
Bloom (1987) señala, por ejemplo, que la tendencia multicultural actual va completamente en contra de las ideas generalmente aceptadas en los EE UU antes de la segunda guerra mundial. La educación ha sido fundamental en todas las democracias, porque todos los ciudadanos tienen derecho a influir en la dirección del país, pero si en lugar de formar y educar ciudadanos se dice que los jóvenes pueden elegir si ellos quieren ser formados o no, entonces estamos ante una nueva situación. Si los alumnos no necesitan aprender las materias escolares tradicionales, la consecuencia es que se encierran en un presente, un aquí y ahora, y que no van a poder entender su sociedad. Bloom subraya que una persona está ahora completamente libre y sola, puesto que ni su país, su religión, su escuela o su pareja sexual le exigen nada. Ya que todo se puede elegir, significa menos la elección y expresa a menudo puros caprichos. Nadie previó que EE UU iría en tan corto tiempo del cristianismo al relativismo y al nihilismo.
Inger Enkvist, La educación en peligro
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