09 enero 2007
Decir que los que denunciamos el chalaneo con la ETA
nos alegramos de que haya atentados es tan inteligente como decir que quienes se oponen (por ejemplo) a Fidel Castro buscan la represión, quieren muertos. Ese es el lenguaje de los torturadores ("vosotros lo habéis querido") y el de los cobardes ("queréis que nos maten a todos"). La negociación es el más vil de los atentados. Lo único que puede alegrarnos en el crimen de Barajas es pensar que ETA se muestre frustrada. Triste consuelo frente a la realidad de una banda asesina reanimada por unos dirigentes indignos.