Expresiones como "han sido, son y serán" (que he leído esta mañana), usadas sin tacto, chillan como un energúmeno. ¿Por qué? Porque el presente se basta solo para indicar que lo que decimos vale para todos los tiempos. Es, como se dice en gramática, la forma no marcada en cuanto al tiempo. Es lo que sucede con el masculino con respecto al género: sólo cuando queremos enfatizar, o dar un matiz especial, debemos usar aquello de hermanos y hermanas.
Por eso, cuando alguien se empeña en prodigar los alumnos y alumnas, profesores y profesoras, padres y madres, se me ocurre que también serían capaces de decir, por ejemplo: "el agua se ha compuesto, se compone y se compondrá de hidrógeno y oxígeno".
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