Me desayuno con la anécdota del pastor que no tenía nada y a quien la Virgen le confió al Niño, contada por Francisco. Me quedo con la moraleja extraída por el Papa: “Si tus manos te parecen vacías, si ves tu corazón pobre en amor, esta noche es para ti”. Lo relaciono inmediatamente con el pasaje de Knox que repasaba ayer, de sus Sermones pastorales: si te cuesta creer, venía a decir, que Jesús pensaba en ti cuando se entregó a la pasión y la muerte, considera la Eucaristía: allí está realmente, contigo, como lo está con todos los demás, íntimamente.