Me gusta Tennessee Williams porque te hace sentir normal. Tal como dice Alma, la protagonista de Verano y humo, en las almas de estos personajes reina la confusión. Pero, como bien sigue diciendo, "de un modo distinto". Hay algo enfermizo en John, y lo hay en Alma. Ambos viven su humanidad a medias, justamente porque quieren ser, respectivamente, sólo carne y sólo espíritu. Para John, el amor dimana del sexo, y para Alma es algo inmaterial, vaporoso, como el "humo" que da título a la obra. La tragedia de ambos es que no aciertan a ser espíritus en el tiempo o cuerpos animados, por emplear expresiones de los antropólogos cristianos modernos. Como otros personajes de Williams, John busca desesperadamente en lo carnal lo que este no le puede dar, y, como otros personajes de Williams, Alma se entrega a un espiritualismo que le resulta insuficiente. Tal vez el puritanismo tenga algo que ver en este desgarro que acaba separando a los protagonistas. La presencia obsesiva del ángel y su nombre, Eternidad, son significativos de esta pugna: queremos ser eternos, pero no podemos ser ángeles.
Nota redactada en julio del 2009
__