20 abril 2010

Con el totalitarismo pocas bromas,


parece decir Dennis Gansel en La ola, y menos si es para alimentar el propio ego. Creo, sin embargo, que la amenaza totalitaria tiene hoy otro aspecto, blando y coloidal en expresión de Claudio Magris, lejos de la parafernalia de uniformes, símbolos y contraseñas, que sigue nutriendo, no obstante, a las sectas.

Ya lo advirtió Huxley en los años 50: el totalitarismo futuro buscará, ante todo, que el súbdito no sienta las cadenas; es más, añado: que crea ser un rebelde e incluso estar conquistando nuevas parcelas de progreso mientras mantiene la vista baja, en el suelo o no tan lejos. Aunque lleva medio siglo escrito, se suele olvidar el prólogo que su autor puso a Un mundo feliz cuando los fascismos habían quedado atrás. Será cuestión de reproducir aquí alguno de sus párrafos más significativos. (Pero hoy no. Así nos ahorraremos un huy lo que ha dicho).

__