05 julio 2009

Ustedes perdonen

esta semana de ausencia no anunciada. ¿Qué ha ocurrido en estos días? Han enterrado a Farrah Fawcett, la que en los albores de mi pubertad encontraba fascinante, con su melena y su pistola. No acaban de enterrar a Michael Jackson, que nunca me hizo ninguna gracia, salvo en Blame it on the boogie, cuando era negro y simpático. No cumplirá los 98 Karl Malden, el gran secundario, odioso en El árbol del ahorcado, despreciable en Baby Doll y cura valiente en La ley del silencio. Revisionen todo eso y déjense de ángeles, demonios y pagafantas.

Más obituarios: decapitan al presunto carota del CNI. No acaban de decapitar al otro presunto carota, el del PP. Menos al del gobierno, al tercer vice, digo. Pura rutina, en fin.

El lindacara del PSOE hace gestos. A los medios de derechas se les derrite el trasero, y total porque al parecer la táctica del chalaneo ha fracasado (de momento) y ahora se impone la cara de perro. Pronto se olvida contra quién iba aquel chalaneo, pronto se olvida quién es el auténtico enemigo para el PSOE, y quién es sencillamente el rival.

Y lo de Honduras. Unos claman por la democracia para encubrir su querencia por el nuevo caudillismo con más banderas que santos. Otros dicen que la democracia es lo que han salvado los golpistas, aunque un poco a lo basto. Democracia es a las actuales querellas lo que Dios a las antiguas, al parecer. Bueno: por manchar, que se manche un concepto abstracto y vaporoso.

Y poco más. Empieza el verano y sus serpientes. Habrá que hablar de libros.

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