Un periódico de denominación católica se mantiene en el plano espiritual por lo mismo que se da por específicamente católico y se dirige a los católicos como tales. Por ser periódico y por serle indispensable el contacto con la actualidad, si no adopta ciertas medidas rigurosas, hasta ahora demasiado menospreciadas, corre el riesgo de ser arrastrado al plano temporal y de juzgar sobre el acaecimiento temporal como tal.
De ahí dos inconvenientes mayores, entre los cuales hemos de optar y que frecuentemente van juntos: 1º) O bien se van a comprometer el catolicismo y la iglesia en las querellas políticas y sociales, haciendo que se confunda la religión con tal o cual proyección sociológica de ésta, ligándola a tal o cual interés de partido o de clase, como cuando se ha vinculado, en un momento dado, el catolicismo francés a una determinada posición respecto al asunto Dreyfus; 2º) o bien, para evitar en cierto modo este primer inconveniente, sin renunciar explícitamente a pronunciarse sobre lo temporal como tal, se resiste a comprometerse en el terreno temporal propiamente dicho, esforzándose por quedar en el espiritual. Y entonces, como para ser conducidas eficazmente a su término, las cosas temporales requieren tratamiento en su propio terreno, con las opciones particulares y la competencia y los medios que ellos suponen, inevitablemente se debilita la posición respectiva; y como al mismo tiempo se hace creer al lector que se le provee de todo lo necesario para juzgar tales cosas y dirigir su propia actividad con referencia a ella, se provocan en este, en momento de crisis, graves y legítimas decepciones.
Jacques Maritain, Humanismo integral
El título de esta entrada es por uno que se declaraba enemigo de los "packs" ideológicos: soy católico, por lo tanto de derechas, por tanto de [aquí el nombre de un periódico], por tanto del [aquí un equipo de fútbol] y por tanto negador del cambio climático. El peligro sigue existiendo, no cabe duda, aunque hay que decir que quizá a veces no te dejen muchas opciones.
Lo mejor, claro, es que haya menos periódicos católicos que católicos que escriben en periódicos. Pero, supuesto que deba haberlos, habrá de suponerse al lector el buen juicio de distinguir: esta publicación es católica y de tal posición política (relación copulativa y no consecutiva); y al periódico el buen juicio de no pensarse más católico por mor de la posición política. Qué fácil parece.
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