
nunca había cruzado aquella línea en concreto, que sé que es la que muchos esposos mujeriegos cruzan sin el menor escrúpulo, y con esto me refiero a proyectar los pecados propios sobre la esposa injuriada, ya sea acusándola de infidelidad o de animar con sutileza una aventura autojustificadora. "Todo el mundo lo hace" te libra de la carga moral, y entonces todos podemos ser sofisticadamente depravados.
Jake Mishkin, en Michael Gruber, El libro del aire y de las sombras
__