16 diciembre 2010
La casa de Lúculo
Supongo que este libro es un divertido tratado sobre la comida. Sí, supongo que hay fino humor en sus páginas. Puede que el aficionado culto a la cocina lo disfrute. La idea de volver a leerlo me produce bostezos. Creo que lo mejor de él es, entre las "Normas del perfecto invitado", aquella que se refiere a no decir "es la mejor sopa que he oído en mi vida", cuando el vecino de mesa la sorbe ruidosamente.
Los "Dos ensayos sobre la gula" (de los curas y de los médicos) no dejan de tener tampoco cierta gracia. El resto del libro viene a ser una conferencia (bueno, una conferencia muy larga) sobre la comida de las diversas latitudes. Lamentablemente no tendré a mano el libro cuando me halle en un restaurante y me disponga a saborear alguno de los platos aquí reseñados. En ese contexto sí que tendría alguna gracia.
A lo mejor es un libro para leer antes de comer, y no a cualquier hora del día. Se advierte, diremos también, en el humor de Camba un dejo codornicesco. Normal, pues se trata de un libro de 1937. Así en el chiste del tipo que saludaba al besugo que se iban a comer en una mesa. O lo de Camba pidiendo cinco raciones de buey antes de "decidirse a probarlo". O lo mismo con la fabada. Por cierto, que la cocina española no sale muy bien parada. Él sabrá.
Nota redactada en septiembre del 2005
__