Los protas envejecen enamorados, ven colmadas sus ansias (oh, la democracia en España), comen rosquillas. La amiga que se equivocó de bando, burguesa, católica ella, aburrida de su marido, se echa un amante, se confiesa con la prota, se consuela con los comunistas, que son normales, ay, y yo que pensé...
Almudena Grandes nos ha escrito un cuento moral y edificante como los de antaño. ¿Quién lo iba a decir?
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