12 octubre 2010

Es nuestra madre, ¿comprendes?


Es la Madre del género humano, la nueva Eva. Pero al mismo tiempo es también su hija. El mundo antiguo y doloroso, el mundo anterior a la gracia la acunó largo tiempo en su corazón desolado -siglos y más siglos- en la espera oscura, incomprensible, de una virgo genitrix... Durante siglos y siglos protegió con sus viejas manos cargadas de crímenes, con sus manos pesadas, a la pequeña doncella maravillosa cuyo nombre ni siquiera sabía. ¡Una pequeña doncella, reina de los ángeles! Y no hay que olvidar que lo sigue siendo aún. La Edad Media lo comprendió, como comprendió todo [...] Pero presta ahora atención, pequeño; la Virgen Santa no ha tenido ni triunfos ni milagros. Su Hijo no permitió que la gloria humana la rozara siquiera. Nadie ha vivido, ha sufrido y ha muerto con tanta sencillez y en una ignorancia tan profunda de su propia dignidad, de una dignidad que, sin embargo, la pone muy por encima de los ángeles. Ella nació también sin pecado... ¡qué extraña soledad! Un arroyuelo tan puro, tan límpido y tan puro, que Ella no pudo ver reflejada en él su propia imagen, hecha para la sola alegría del Padre Santo, ¡oh, soledad sagrada!...

Cura de Torcy, en Georges Bernanos, Diario de un cura rural

Otra referencia a esta obra aquí

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