28 octubre 2010
Ni santa ni tan calvo
La Inquisición ha polarizado una fortísima actitud emotiva que hace casi imposible referirse a ella en términos de objetividad. Su nombre ha llegado a constituirse en definición de uno de los más agudos matices del horror, y no hay manera de librarlo de la carga afectiva que sobre él pesa. Sin embargo, ni los procedimientos de la Inquisición eran especialmente crueles y tenebrosos en su tiempo, ni hay en toda su historia nada que alcance a las tenebrosas crueldades de que es testigo impasible el nuestro.
Francisco Ayala, Razón del mundo
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