El patio farisaico se halla revuelto con lo de monseñor Cañizares y su supuesta minusvaloración de los abusos sexuales. Es peor el aborto, dicen que ha dicho. Y ha empezado el rasgado de trajes. Hombre, lo cierto es que es difícil decir qué es peor. Ambas cosas entran en la vieja categoría de "pecados que claman al cielo", entre los que se encontraban el "homicidio voluntario" y "los pecados impuros contra natura" (Catecismo Mayor, San Pío X). En todo caso, el aborto lleva aparejada una excomunión latae sententiae, lo que no lleva la pederastia. O sea, que Cañizares no habría dicho nada nuevo.
Pero, aprovechando que mi tribuna la siguen cuatro amigos y nadie va a pedir mi cabeza, voy a hurgar en la herida, apoyándome en la autoridad de Leire Pajín. Dijo esta que Aído "había sacado a las mujeres del código penal" por decretar el derecho al aborto. Precioso. Vamos, pues, a decretar el derecho a la violación y así sacamos también a los hombres. Igualdad, ¿O. K.?
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