06 junio 2009

Eutanasia, rock, marketing

Englaro mató a su hija para dejar (él) de sufrir. Sin embargo hay algo que a partir de entonces no ha conseguido quitarse de encima y que intenta sofocar saliendo en los papeles. Los cuales aprovechan todo: casos límite, conciencias violentadas, aturdimiento moral, dolor ajeno, en suma, para servir de altavoces a la cultura de la muerte y venderla con los consabidos eufemismos: dignidad, libertad... El Norte de Castilla da mucho asco, pero no sólo él. Al menos en Billy Wilder los periodistas sinvergüenzas tenían gracia...

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Ciertamente, cuando Pat Boone versioneaba a Little Richard, la jorobaba. Cosas de la industria: había que hacer una versión de rock and roll para los chicos buenos. Pero cuando se limitaba a ser él mismo lo hacía bastante bien, sin salir del rock and roll, o de sus territorios limítrofes. Pienso en Bernardine o Gospel boogie (no le miren a él, por favor).

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Vaya, vaya. Así que los que fusilaron al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles lo que hacían era "crear un espacio público de neutralidad religiosa"... No hay como saber explicar las cosas, caramba. A los rojos del 36 les fallaba el marketing, no cabe duda.

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