11 febrero 2009

"Nadie pretende dar muerte a Eluana Englaro,

la muchacha italiana cuyo cuerpo... ya ha empezado a dejar de ser artificialmente alimentado. Nadie pretende acabar con su vida… por una sencilla razón: su existencia de ser humano acabó un desventurado día de hace diecisiete años."

Horripila que alguien piense en el ser humano como en un violín, un microondas o una espátula, que dejan de ser tales cuando ya no funcionan. Espeluzna que el poder político llegue a señalar a la condición humana un límite diverso del que marca la propia muerte. Ese día, el camino a Auschwitz estará de nuevo abierto.

No, no voy a poner la fuente de la cita ni el nombre de su autor. En ese sitio han empezado a razonar al nivel subnormal de El País, y dudo que vuelva a sentir la curiosidad de pincharlo.

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