Hoy el Parlamento europeo ha echado por la borda el crédito que algunos habíamos concedido al sistema. Hoy, la representación de las democracias europeas ha decidido que matar a un número conveniente de ciudadanos es un método válido para conseguir objetivos políticos; tan válido como conseguir un número conveniente de votos en unas elecciones.
Parlamentarios y terroristas al mismo nivel. Que no se extrañen de las reacciones que a partir de ahora puedan producirse.