de Rafael Gil. Buena película católica, con reminiscencias de La última del cadalso y de El poder y la gloria y con el perdón como protagonista. Basada al parecer en una novela de Giménez-Arnau (no el jeta sino el padre que le engendró), que tendré que buscar por esos Iberlibros, a ver qué tal.
Por cierto que el malote (es un decir, en una historia de
estas características no hay buenos ni malos) dice odiar a Dios, no descreer de
él. Le odia por quitarle a una novia. Ahora que estoy leyendo el Intelectuales de Paul Johnson, me resulta fácil concluir que entre los famosos ateos
hay muchos en las parecidas circunstancias, incapaces de superar su odio a
Dios. Solo cabe desear que acaben, o hayan acabado, encontrando a su padre Müller, que
era el bueno (otro decir, claro) de la película.