El libro consta de tres partes. La primera hace una
exposición de la Ética de Scheler,
la segunda analiza sus aciertos y sus errores desde una perspectiva
aristotelicotomista y la tercera trata de bosquejar lo que sería un Scheler arraigado en Santo Tomás. Lo positivo de Scheler, dice Derisi, es que afirmaba la trascendencia de los valores, es decir,
su existencia más allá de la propia conciencia, superando así las filosofías de
la inmanencia y sobre todo la de Kant.
Lo negativo es que esa trascendencia no lo era tanto, porque, a consecuencia de
su utilización del método fenomenológico, se quedaba en decir que la conciencia
los percibe como algo distinto de sí misma pero sin afirmar su existencia real.
Bueno, eso ha entendido, al menos. He de reconocer que me pierdo con facilidad
por estos vericuetos y que me resulta difícil entender cómo sería la existencia
real de esos valores: ¿espíritus
puros, atributos de Dios…? Supongo que esto último, ya que también para Scheler Dios es el valor superior, que
contiene (supongo) a todos los demás. O quizá contener no sea el verbo adecuado pero maldito lo que soy capaz de
afinar con el vocabulario filosófico, tan sutil él. No me trabajaron bien esa competencia en la escuela…
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