12 julio 2011

Las islas invitadas


Las islas invitadas es pura Generación del 27: surrealismo light en metros tradicionales y una emoción perceptible a pesar de todo, a pesar del surrealismo light, digo. Margarita Smerdou Altolaguirre ha hecho una introducción bastante buena al libro de su tío, o lo que sea, que tiene el mérito de pasar de puntillas sobre la cuestión política, o sea, que no plantea jamás la cuestión en los habituales términos de héroes y villanos: exilio, franquismo y tal, sino que se mantiene siempre en una asepsia total a ese respecto. Lo que resulta sorprendente en un tiempo en que todo el mundo parece obligado a hacer su profesión de fe democrática o antifranquista.

Sí que hace esa profesión de fe el propio Altolaguirre en la dedicatoria de su libro, escrito (publicado, más bien) en 1936, y lo dedica "a los heroicos defensores de la libertad y la democracia", santa Lucía nos valga. Y es uno de los pocos casos en que desde el bando antifranquista se apela a la democracia, en los años 30 digo, ya que más bien lo que se decía defender era la República o la causa del proletariado. Por cierto que, como nos cuenta Margarita Smerdou, Manuel Altolaguirre volvió a la España sin libertad y sin democracia siempre que quiso, y aquí estrenó alguna de las películas producidas o dirigidas por él, y alguna incluso en el famoso Festival de cine religioso y de valores humanos, antecedente de la SEMINCI vallisoletana.

Por lo demás, en su poesía veo algo así como una mezcla de Guillén y de Cernuda, lacónica y romántica a la vez.

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