Qué treinta oportunidades de cerrar el pico han perdido los ultrademócratas de entonces acá. La cosa empezó ya durante el golpe, cuando Tejero mandó acumular el relleno de los asientos por si había que hacer fuego, y alguien dijo que estaban destripando la democracia. Y no paran.
Si yo fuera Tejero, esto es lo que más me molestaría. Más que el hecho de haber sido convertido en el enemigo público número uno mientras la ETA seguía destripando gente.
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