A pesar de los esfuerzos que hizo [Ramón Pérez de Ayala] para congraciarse con los vencedores, éstos parece que le desdeñaron con la vieja frase de "Roma no paga traidores"
(Las armas y las letras, ed. de 1994)
Será por eso por lo que le dieron en 1960 el premio de la Fundación Juan March, por toda su obra.
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