22 febrero 2010

El amor y otras idioteces


Pues, a pesar del título, el libro va muy en serio. Imposible recomendárselo a un adolescente español de entre dos siglos: te lo devolvería diciéndote que está en chino. Y, sin embargo, vulgarizar de algún modo los conceptos aquí expuestos es una tarea urgente.

La principal característica del libro es que ilustra sus lecciones (no cabe decir sus tesis, pues no se trata de algo personal, sino de nociones universales que deberían pertenecer a la cartilla elemental del ser humano) con fragmentos de literatura, y además anima a leer otras cosas en la misma clave: los apéndices son muy sugerentes: novelas, ensayos, películas, que tienen algo que decir sobre el amor. Manglano es sistemático: el yo, el amor, la pareja, el cuerpo, la estabilidad, la felicidad, son el tema de cada uno de los capítulos. Hoy hace falta casi ser un héroe para vincular la estabilidad con el amor y con la felicidad; pero lo cierto es que hay que ser, sencillamente, responsable. Con ello no hace Manglano sino cumplir ese deber que Orwell atribuía a todo hombre honrado de su tiempo: afirmar lo obvio. En este caso, más que lo obvio, lo humano, sepultado hace tiempo por lo "demasiado humano".

Nota redactada en noviembre del 2009


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