27 febrero 2010

Apostillas a Cercas

sobre la llamada novela negra (II)

En la novela negra hay todo lo anterior pero trascendido por un intento de explicar la sociedad, a través de algunas de las cosas que ocurren en ella.

Hoy vuelvo a encontrar esa idea en un artículo de ABC. Según su autor, la novela negra te muestra que quien aprieta el gatillo no es siempre el culpable. Se trataría de obras de denuncia social, que enseñan que es la sociedad quien forja delincuentes. No habría, pues, culpables indivuduales, sino colectivos: en suma, ese tipo de ideas que alimentan el terrorismo.

Sé que hay a quien le gusta leer así este tipo de novelas. Tal vez esa intención sea explícita en las malas (Andreu Martín, Montalbán, etc.). En las mejores, si hay denuncia social, no se oculta la perversidad de los individuos, sean pistoleros o magnates. En todo caso, lo social me importa poco cuando cojo una novela de Hammett o Chandler. Prefiero ver la eterna lucha del bueno contra los malos, siendo los malos descritos en su ambiente malsano, alejado del salón aristocrático, lo que sin duda aumenta la emoción y la admiración por el bueno. Soy un lector burgués de novela negra, qué quieren.

(Sin embargo, recuerdo que hice una lectura de El largo adiós en aquella clave, y lo comparé con Los ladrones somos gente honrada, de Jardiel. Ya lo traeré aquí un día de estos)

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