21 noviembre 2008

Democracia, libertad


Los que han teorizado sobre la democracia sin divinizarla suelen admitir que tal régimen es compatible con la restricción de la libertad personal, y viceversa, un régimen sin participación de los ciudadanos puede conceder amplios márgenes a esa libertad. Así, para Isaiah Berlin, la libertad

... no es incompatible con ciertos tipos de autocracia o, en cualquier caso, con la ausencia de autogobierno... [Así como] una democracia puede privar, de hecho, al ciudadano individual, de gran número de libertades de las que podría disfrutar en otro tipo de sociedad, es perfectamente imaginable un déspota con espíritu liberal que concediera a sus súbditos un gran espacio de libertad personal. (En Dos conceptos de libertad y otros escritos)

La deriva del gobierno catalán en los últimos años ilustra perfectamente lo que puede llegar a ser un totalitarismo refrendado. Lo del comité audiovisual es ya clamoroso. Pero, si llegaran a cuajar propuestas como la del Instituto de Estudios Catalanes, para multar a los periodistas que empleasen mal el catalán, aquella región habría empezado a superar las ficciones de Vizcaíno Casas para adentrarse en el terreno de Francisco Ibáñez, el de Mortadelo y Filemón. Pero sin gracia.

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