03 noviembre 2008
Tratado sobre la tolerancia
No cabe duda de que nos hallamos en una sociedad panfletaria. Son los panfletos, lanzados aquí y allá con el soporte de columnas periodísticas, entrevistas televisadas o mítines políticos, los que conforman hoy la opinión pública. Por eso no es extraño que este Tratado sobre la tolerancia, salido de la pluma del gran maestro del panfleto, parezca un compendio de las ideas de nuestra época, o, por mejor decir, de sus creencias; es casi casi el símbolo de la fe para los conformadores de la opinión pública de nuestros días.
Entiendo por panfleto aquel escrito que, con un estilo brillante o al menos atractivo, difunde ideas simplistas o que con frecuencia no resisten un análisis riguroso. Así ocurre con la tolerancia volteriana, concepto de difusa significación y de escaso fundamento, que tan pronto equivale a la caridad como al indiferentismo, y que se sustenta sobre sí mismo, como nuevo dogma inatacable. Y si Voltaire pudo ser considerado (por Goethe) como "el más grande de los escritores franceses", lo es sin duda por esta facultad de hechizar a su público con tan escasa base intelectual. Se me ocurre que, en este sentido, Francisco Umbral puede ser considerado un nuevo Voltaire, insigne decorador de ideas pueriles cuando no delirantes, heredero del trono de la ironía.
Nota redactada en febrero de 1999