02 julio 2008

¿Qué fue de la alegría?,

porque, después de todo, es sobre lo que ha tratado fundamentalmente esta historia. Para serte sincero, el tema ha perdido para mí casi todo su interés desde que me convertí al cristianismo... Cuando nos perdemos en el bosque, ver un letrero es un asunto muy importante. El primero que lo ve grita: "¡mirad!". Toda la pandilla se reúne a su alrededor y contempla. Pero cuando hayamos encontrado la carretera y pasemos los letreros cada pocos kilómetros, no nos pararemos a mirar. Nos estimularán y agradeceremos a las autoridades que los hayan puesto, pero no nos pararemos a mirar, o no demasiado; no en esta carretera, aunque los postes fueran de plata y las letras de oro. "El año que viene en Jerusalén".

Por supuesto, no es que no me pille a menudo parándome a contemplar esos postes en los lados de la carretera o, incluso, objetos de menor importancia.


(La autobiografía espiritual de C. S. Lewis se titula Cautivado por la alegría (Surprised by joy) y estas son sus últimas líneas. Me parece un símil acertado.)

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