02 septiembre 2007

La mirada de un niño


El niño es él, el propio Aguirre Bellver, y lo que mira es lo que Tarín Iglesias llamaba los años rojos, es decir, el estado de terror que padeció Madrid desde la victoria del Frente Popular. No desde que se sublevó Franco, porque la relación causa-efecto se invierte con frecuencia. Desde febrero de 1936, los frentepopulistas se entregaron con ahínco a implantar la democracia tal como ellos la concebían, o sea, como el poder omnímodo del pueblo, que eran ellos. Joaquín Aguirre andaba entonces por los diez años, vivía en Madrid con sus padres y sus cinco hermanos y sufrió el hambre y el miedo, atenuados por una edad en que todo se lleva mejor pero recordados por la fuerza con que esa misma edad fija las vivencias. "Novela memoria de la guerra civil" llama Aguirre a esta narración, y es imposible saber cuánto hay de cada una de esas cosas, memoria y novela, pues el autor ha renunciado a dar referencias y datos que apoyen cada suceso. No obstante, todo da una fuerte sensación de cosa vivida.

Sorprende la declaración inicial: "En las páginas siguientes no hay política". Pero es cierto. Podrá decirse que se seleccionan los hechos, que no hay rojos buenos ni nacionales malos..., pero nunca se vierte una opinión (atribuible al autor, quiero decir) que indique una toma de partido o una interpretación política. Son hechos, hechos crudos.


__