08 junio 2007

Sartoris


En un momento dado, Faulkner emplea la expresión somnolencia arcádica para definir cómo encuentra un personaje la situación de su casa, y esa es la definición más justa que corresponde al ambiente de toda la obra. En ese estado, somnolencia arcádica, contempla Faulkner este Sur suyo. Sartoris (imagino que se habrá dicho muchas veces) es una elegía por un mundo, pero tiene, en efecto, mucho de égloga. Hay una quietud, casi modorra, que lo impregna todo, donde, como en las ficciones pastoriles, los dramas, los sucesos sangrientos, las muertes, se viven más como cosas contadas y escuchadas que como sucediendo realmente. Los actores son como fantasmas en su limbo particular viviendo eternamente su tragicomedia. El hecho de que los miembros de la dinastía Sartoris acostumbren a llevar los mismos nombres (John, Bayard) contribuye a esa impresión.

"Arcádica" es también la armonía que reina entre los estamentos que componen la sociedad sureña. Si la realidad se aproxima a lo que Faulkner nos presenta aquí, se entiende el desgarrón que la derrota de la Confederación debió de provocar en los espíritus, y esa siembra de discordia que supuso la imposición de las leyes de la Unión. Sin embargo, todo eso parece no haber llegado a esta Arcadia que todavía no se llama Yoknapathawpha, a la que no alteran las guerras ni las paces.

Nota redactada en enero del 2007.

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