26 febrero 2016

The Golden Gate Quartet: "Negro spirituals"


El sonido de esta cinta siempre fue malo, y bien que lo siento, porque las voces de estos cuatro negros merecen otra cosa. Tal vez simplemente es que no lo habían remasterizado: hablamos de un grupo y de unas canciones con bastantes añitos. En algunas de estas piezas se puede apreciar un germen del futuro rock and roll: por aquellos años 80 en que lo compré me resultaba revelador, porque tenía mucha menos idea de música. Hoy veo que con lo que está emparentado directamente es con el boogie y el swing, y a través de ellos con el rock. Así lo vemos en Daniel saw the stone o Blind Barnabus, o en el mismo Joshua fit the battle of Jerico. Pero no lo compré por eso, sino por los lentos, tales como Go down Moses, Anyhow, Steal away and pray o Nobody knows the trouble I´ve seen. La noticia remota de estas armonías me venía, como otras cosas, de las películas del oeste.

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17 febrero 2016

Cristo en Torremolinos


Desde luego, no esperaba encontrarme con un Bernanos español, o tal vez sí. Pero la experiencia ha sido decepcionante: es una historia moralista a lo Balarrasa, con gente que muere con las manos vacías después de dedicarse a la vidorra padre y gente que acaba regenerándose gracias al punto de esperanza que queda en ellos, o quizá gracias a un toque de gracia divina que saben aprovechar, o las dos cosas: este es el caso de Felipe, el protagonista. Creo que la novela habría ganado bastante si no llega a aparecer la figura de Cristo en persona, nunca designado como tal pero reconocido hasta por el lector más limitado. Al fin y al cabo, también hay en la novela un personaje que parece expiar con su muerte los pecados de los demás. Eso bastaba para justificar el título.

José María Souvirón reacciona aquí contra el desmadre de Torremolinos que abrió una vía de agua en la reserva espiritual de Occidente, en los años 60. Los caídos en esas redes contrastan con los sensatos, en diálogos correctos que recuerdan, insisto, el cine bienintencionado español de la época. Maricas y corruptos acaban en la perdición más absoluta y los buenos reciben con impecable espíritu cristiano los zarpazos del mal. También son correctas las descripciones de ambiente, hasta el punto en que uno añora esas travesías en cochazo por las costas de Málaga. Al final cierras el libro con satisfacción cuando hace tiempo que has comprendido su limitado alcance. A su nivel, cumple.

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09 febrero 2016

"Como siempre, la Iglesia ha necesitado la oposición de otros para llegar a decirse a sí misma su propio misterio"



Interesante conclusión de Marie-Joseph Le Guillou (El rostro del Resucitado) comparando la cuestión de la libertad religiosa, planteada por el Concilio Vaticano II, y la situación del siglo IV, cuando la iglesia hubo de "reconocer las exigencias racionales de la fe y descubrir un lenguaje nuevo, revelado en sus significados y racional en sus expresiones". El liberalismo decimonónico habría hecho, así, el papel de los herejes de aquel momento primitivo.

Por supuesto, tanto lo de ha necesitado como lo de siempre han de tomarse como ejemplo de esa exageración a que el lenguaje humano tiende de suyo. Pero este fenómeno muestra también cómo Dios continúa, a través de su Iglesia, con esa admirable virtud de sacar bien del mal.


05 febrero 2016

Algo se muere en el alma



Uno se apega a cualquier cosa, y me voy a poner melancólico cada vez que vea el Cerro de San Cristóbal vacío de esa doble espadaña, o como quiera llamarse, que enmarcaba el monumento a Onésimo. Desde que tengo uso, no ya de razón, sino de sentidos, ha formado parte de mi entorno, de mi circunstancia, eso que al parecer es tan de uno mismo como el alma. He vivido cincuenta y dos años al pie, como quien dice, de ese cerro coronado por el monumento: él indicaba que estabas en casa al volver de viaje, y en cierto modo era el propio Valladolid que te decía adiós al salir. No dejará de estar el cerro pero no es lo mismo.

Onésimo Redondo Ortega nunca me dijo gran cosa, y su monumento era ya una cochambre, porque el anterior alcalde optó por abandonarlo, como si fuera la estatua de la libertad del Planeta de los Simios. Pero no dejaba de simbolizar el Valladolid moderno, dentro de esa España que se hizo moderna, paradójicamente, bajo la dirección de un régimen tradicionalista. Así que me duele que lo quiten con ese espíritu cainita que sobrevive en la izquierda española. En eso nunca defraudan.

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01 febrero 2016

Fascistas


Un concejal de la oposición le dice a Carmena que está actuando como la dictadura franquista, al tratar de borrar de la memoria a la gente que no le es grata. Quizá. Pero también tendría sentido hacerle ver a la alcaldesa que hay algo peor que ser malo, y es ser encima tonto. La furia iconoclasta contra el callejero franquista está teniendo el efecto de mostrar cuánta gente del mundo de la cultura estuvo alineada con aquel bando, a pesar de todo. Es decir, que hubo más fascistas de lo que nos vienen diciendo desde hace tiempo. ¿Fascistas? Esa es otra. Esa gente a la que se descubre como franquista, en su mayor parte, no es tenida como tal por nuestros escolares, a quienes se les ha dicho sobre ellos de todo menos que eran fachas. Y con razón hasta cierto punto, porque aquella alineación no fue determinante en la obra de casi ninguno de ellos.

Me basta tirar de mi experiencia personal: Mihura era el debelador de tópicos, el que postulaba una vida libre de las ataduras burguesas y que llamaba Rosario y Sacramento a sus personajes más necios. Jardiel, el escéptico que se preguntaba si hubo alguna vez once mil vírgenes y hacía al propio Dios protagonista de una de sus novelas de comicidad disparatada. Ramón Gómez de la Serna, un anarquista rijosillo que se divertía imaginando mil y un tipos de senos. Wenceslao Fernández Flórez, otro nihilista para quien el bien no era más que una debilidad y mostró que el mundo se sostenía gracias a los pecados capitales. Dalí, el amigo de Buñuel y de Lorca, coautor con el primero de la irreverente Edad de oro y pintor del Gran masturbador. Gerardo Diego colaboró como nadie a introducir en España los vanguardismos poéticos y su único lazo con lo que se entiende por derecha podía ser su religiosidad personal. Manuel Machado era republicano y bohemio impenitente. De Cunqueiro sabíamos que era galleguista y escribió toda su vida en gallego. De Pla, lo mismo pero en catalán...

En suma, hablamos de posturas y actitudes que casan bastante poco con lo que suele uno relacionar con el imaginario franquista. Entonces, ¿qué pudo llevar a esas personas a tomar el partido que tomaron durante la guerra civil? O, formulado de otro modo: ¿Qué fue lo que vieron en el otro bando? Esa es la pregunta que, sin duda, los munícipes comunistas de Madrid prefieren esquivar pero cuya actitud sectaria, insisto, hace inevitable plantearse.

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26 enero 2016

Emmylou Harris: "Elite Hotel"


Como ya dije comentando otro trabajo suyo, Elite hotel me parece de los más logrado de Emmylou Harris. El título no coincide con ninguna canción, y tampoco lo de elite parece compaginarse con las rotas escaleras que lucen en la portada. Pero lo que importa son las doce canciones que componen el LP-casete: algunas de composición propia o de su entorno: Rodney Crowell, Gram Parsons... Otras, excelentes versiones. Amarillo, que abre el fuego, no me parece gran cosa, pero inmediatamente da paso a un Together again superior al de su autor Buck Owens y la calidad ya no desciende: Feelin´single seein´double, de autor para mí desconocido; el Sin City de los Flying Burrito Brothers, por tanto casi propio; la cadenciosa One of these days, también excelente y de autoría oscura (E. Montgomery); y el inmenso Till I gain control again, compuesto por el descubrimiento de Emmylou, Rodney Crowell, y que llegó a interpretar Waylon Jennings.

La cara B también empieza discreta, con una lectura personal (más emotiva, más lenta) del beatliano Here, there and everywhere. OohLas Vegas, de Parsons, anima el cotarro y a continuación nos sorprende con un par de canciones live, cosa seria (el directo de esta mujer es extraordinario): Sweet dreams de Don Gibson, a cámara lenta pero impresionante; y uno de los mejores Jambalaya que se han oído, que ya es decir. El himno (que es como por allí llaman a los cantos religiosos) Satan´s jewel crown da paso a un broche de oro como Wheels, también de Parsons. En dos palabras...


20 enero 2016

La condición humana


Pocas veces me sucede empezar una novela sin la menor idea de su contenido, y es una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar como lector. De La condición humana solo conocía su lugar en la primera división de la narrativa del siglo XX, por así decirlo, y que era el título más representativo de André Malraux. Fue sorprendente descubrir que se desarrollaba en la China, y en unas circunstancias históricas que me eran prácticamente desconocidas, con el enfrentamiento entre el partido comunista y el Kuomintang, en 1927. El arranque resultaba además bastante misterioso, ya que nos sitúa, muy cinematográficamente, ante una situación límite de la que no se nos dan antecedentes: un tipo a punto de asesinar a otro que duerme en una cama con dosel. Las reflexiones del asesino dan la pauta de lo que será la novela: un gran interrogante sobre la vida y la muerte con el trasfondo de uno de tantos momentos azarosos de la historia del pasado siglo. Unos tipos que ponen su vida al tablero por un ideal político sin tener idea de qué puede suceder cuando les den mate, lo cual acaba sucediendo en el caso de los más arriscados. Estos conviven con los que prefieren pasar por la historia sacando el máximo partido material y arriesgando lo menos posible, pero para estos tampoco hay tranquilidad espiritual.

No es, por tanto, una historia de buenos y malos, a pesar de que a los comunistas les toque bailar con la más fea y acabar reprimidos brutalmente. Malraux forma parte, más que del partido comunista, de lo que René Albères llamó cultura de la acción, por lo que son los personajes que se juegan la vida los que resultan más justificados en medio de un mundo de inseguridades.

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18 enero 2016

Medicus eris si recte facias...


El buen hombre no tiene ni siquiera dos días de vida, quizá ni seis horas –dijo el estudiante de medicina–, y sin embargo no podemos dejar de combatir el mal. Será necesario prodigarle cuidados costosos.

…si non facias, non eris. Se decía de los reyes, pero podría aplicarse igual a los médicos.




16 enero 2016

El niño la camarada




A los dictadores les encanta fotografiarse con niños, testigos Facebook y Twitter, que bullen de imágenes como la que va aquí arriba. Es parte de su marketing. Sin embargo, no sé lo que puede beneficiar a Iglesias que le vean haciendo cuchi cuchi a un niño, como en la memorable sesión de inicio de legislatura. Qué va a pensar la gente de su mesías vengador.

En todo caso, creo que los motivos de la diputada Bescansa son mucho más simples, tanto como lo que hay bajo las rastas de su compañero de bancada. Es el orgullo de la madre que disfruta enseñando al rorro, pero potenciado por la impudicia de la generación logse, que se hace extensiva a sus maestros. Con el mismo desparpajo vociferan, dicen tacos o hacen aguas en la vía pública. Apuesto a que el próximo show es un magreo furibundo entre diputado y... diputada, con suerte.

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15 enero 2016

Luis Eduardo Aute: "Grandes éxitos. Paseo por el amor y el deseo"

Si hubiera sido un vinilo, lo hubiera puesto siempre por la cara A; bueno, bastantes más veces. En la B también hay cosas muy catárticas, como Dos o tres segundos de ternura o Sin tu latido. Pero De paso me resultaba muy pretencioso y Cada vez que me amas un tostón. Aute será recordado por Al alba, Las cuatro y diez, De alguna manera o Pasaba por aquí. El subtítulo, amor y deseo, es acertado aunque la y vale aquí lo que un como. No hay animalidad pura, pero sí una reducción del amor al sentimiento, a un eros que no quiere pasar a otra cosa y cuya limitación más evidente es la fragilidad: la ruptura amorosa es el motivo más repetido en estas canciones. Una suave melancolía (“fue en ese cine, te acuerdas…”), la dificultad de resignarse (“pasaba por aquí…”), el tedio (“qué terriblemente absurdo es estar vivo”) o lo que los clásicos llamaban simplemente la ausencia (“de alguna manera tendré que olvidarte…”) son facetas de ese vacío que deja lo que quizá se ha tomado en un arrebato (“anda…”, “quiero bailar un slow with you tonight” caiga quien caiga), tal vez incluso con un toque de cinismo (“o me llevo a esa mujer o entre los tres nos organizamos…”). Pero los tonos más trágicos se alcanzan cuando la ruptura es forzada por un elemento extraño y brutal, como es la muerte violenta en Al alba. Creo que Aute no ha volado nunca tan alto como aquí, y eso independientemente de las circunstancias que motivaron la canción y de lo que yo opine de ellas.

Las versiones son todas muy remozadas desde el punto de vista orquestal, aunque los enlaces que he puesto no siempre corresponden a este disco. 


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10 enero 2016

El malvado Carabel


Uno nace inevitablemente bueno o malo; si nace bueno, será absolutamente incapaz de hacer el mal; si nace malo, no tendría sentido que se propusiera ser bueno, pues sería renunciar a sus posibilidades, ya que es el mal lo que hace avanzar el mundo. Es difícil saber hasta qué punto el propio Wenceslao Fernández Flórez se creía esta tesis, enunciada por uno de sus personajes e ilustrada por el otro. No deja de ser una reflexión amarga que quizá nos hemos hecho alguna vez tras sufrir una injusticia, pero que no resiste el análisis, ya que olvida cosas fundamentales como que el bien no consiste sólo en dejar de hacer cosas, que el mal no deja de ser mal porque se haga chapuceramente, y que si en efecto hay gente que siente más repugnancia que otra a cometer maldades es gracias a la educación recibida y no debido a una especie de tara de nacimiento.

De hecho advertimos a lo largo de toda la novela una simpatía hacia el pobre hombre que le da título y un frío desprecio hacia quien se aprovecha de él, es decir, de los malos. De modo que prefiero interpretar el sarcasmo del autor como una pregunta: ¿por qué hemos dejado que las cosas sean así, o que alguien se vea obligado a pensar la realidad en esos términos?

Ya ven que me estoy tomando perfectamente en serio una novela de humor, eso que tantas veces nos han pedido que hagamos. Tras ese tratamiento humorístico, tan propio de los españoles (Ramón, Mihura, Jardiel), se esconde una de las obras más pesimistas de nuestro siglo XX. Carabel es un bueno en el mal sentido de la palabra, un pelanas patético que recuerda a los héroes del cine mudo o a ciertos papeles de Peter Sellers o Woody Allen. Sin embargo, la novela no deja de presentar curiosos contrastes: frente a episodios a lo Berlanga como el de la carrera pedestre organizada por los patronos tenemos la historia dramática de los desengaños amorosos del policía amigo de Carabel, que nos da la clave de su visión sombría del mundo.

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08 enero 2016

La ternura del palo



"Quien bien te quiere te hará llorar", dice el refrán. Hay una ternura del palo. El que quiere mi felicidad, cuando me alejo de ella, no puede sino corregirme. El buen padre no trata de otra forma a su hijo querido. Si por sensiblería o por temor a disgustarlo le evitara la reprimenda cuando es necesaria, su amabilidad sería de una crueldad refinada. El niño al que se acaricia de esta forma sería un niño más maltratado que uno al que se golpea: se le dejaría pudrirse por dentro, sin incurrir en delito. Sufriría un maltrato espiritual. Disfrutaría de golosinas tan azucaradas que le provocarían caries hasta en el alma. Una buena trabajadora social debería citar al padre y ordenarle que castigara a su hijo, bajo pena de retirarle la custodia: "Usted le consiente sus caprichos, lo adormece en la pereza y la comodidad, ¿qué va a ser de él? Su alma será tan pusilánime y susceptible que odiará a todo el que contraríe sus apetitos: será incapaz de escuchar a los demás, caerá en la presunción o en la desesperanza, acabará siendo un asesino o un suicida".

Fabrice Hadjadj, Tenga usted éxito en su muerte, Introducción.

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07 enero 2016

De miserias y maravillas



Me cuentan que un alumno de escuela de Artes ha presentado al examen una performance en vídeo en la que aparece despersonalizado, esto es, en pelota viva, mientras profiere blasfemias como la bestia del Apocalipsis (o de Daniel, que no me acuerdo), aunque sin su empaque, claro. Le han dado un sobresaliente.

Sin duda conocía a su profesora (creo que era hembra). En una de sus novelas, Gironella habla de unos estudiantes de la inmediata posguerra que hacían exámenes patrióticos, esto es, firmando Arriba España para asegurar el aprobado. El procedimiento es similar, aunque sin duda el odio crea una complicidad más estrecha que el compartir unas ideas. Y allí la exhibición de los cueros tampoco habría ayudado, por supuesto.


Carlos Rodríguez Braun suele escribir sobre economía, y hace bien, porque esa es su especialidad. Sin embargo, resultó especialmente brillante en su comentario sobre las cabalgatas laicas, señalando como un rasgo genuinamente totalitario este de imponer desde arriba cómo debe pensar o sentir el pueblo, en contra de sus tradiciones.


Hace un año ya, cielos, de la matanza de Charlie Hebdo, y me entero por Ignacio Ruiz Quintano de que la revista ha rememorado aquello sugiriendo que el culpable es Dios, es decir, la fe en Dios: ilustra la portada una imagen inequívoca del Dios cristiano.

Es la manera más cobarde, en efecto, en que cabe reaccionar a un ataque: señalando para otro lado: a esos, a esos es a los que hay que quitar de en medio. Ayuda mucho el que el Islam prohíba las imágenes de Dios, así se evitan dibujar a Alá y sacar boletos para una nueva masacre. Ruiz Quintano, menos críptico y más grave de lo habitual, merece la lectura.


Termino El lobo de mar, de Jack London. Acaba a la manera hollywoodiana, que es el formato que había adoptado ya en el último tramo, desde que aparece la mujer. El chico y la chica salvados del monstruo, en el barco en que han pasado penalidades sin cuento, con un barco pacífico a la vista. Y sin embargo es claramente una novela de ideas, a la que ha querido dar una envoltura de acción, pero se le ha notado demasiado el artificio: es larga y más bien anodina, y la aparición de la chica no lo arregla.


Mi amigo Embajador me recomienda para el día de Reyes el coro de los pastores de La infancia de Cristo, de Berlioz. Escucho por la noche la segunda parte de la obra, un Berlioz sorprendentemente clásico. También sería bueno para estas fechas El Mesías de Haendel en sus primeras partes (For into us a child is born, Omnes de Saba venient…). Yendo más a lo mío, acabo de descubrir en Spotify un disco de Tennessee Ernie Ford, acompañado por una magnífica coral, que aunque por el título (The story of Christmas) parece ser un recorrido por las canciones de Navidad de todo el mundo, hace predominar el repertorio clásico anglosajón. En todo caso, unas voces de primera.

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23 diciembre 2015

Es Navidad

Y todo tiene sentido.


15 diciembre 2015

Milladoiro: "Galicia no tempo"

La llamada música celta consiguió hacerse un sitio en el fenómeno de la música folk que estalló a partir de los 60, con tipos como Alan Stivell. Luego se hizo más comercial y rockera con Gwendal, que fueron quizá los que abrieron camino a multitud de grupos de todas las naciones celtas, como gustan decir algunos. Entre los gallegos, creo que con razón el más prestigioso fue Milladoiro. Discos como A Galicia de Maeloc o Galicia no país das maravillas suponen la integración en los circuitos comerciales de todo un patrimonio, no solo gallego, ya que allí se abrían a muestras de otras tradiciones célticas, como en el espléndido Valsvöda.

Sin embargo, la primera producción suya que me agencié fue Galicia no tempo, que era la banda sonora (sí, tenía banda sonora, como las películas) de la exposición homónima, un proyecto de la incipiente autonomía gallega, en la línea de Las edades del hombre pero en plan profano (creo que en Asturias se montó otra con el título de Astures). Este trabajo (el de Milladoiro) era inequívocamente celta y gallego pero se inclinaba ya a otra moda del momento como era la New Age. Es de gran calidad pero le falta, quizá, la frescura de los citados anteriormente. Era, sin embargo, la fórmula del momento (Galicia no tempo es de 1991): mezclar lo celta y lo new age, aprovechando la vena mística del celtismo, y constituyó la base de un grupo como Capercaillie, por ejemplo. Galicia no tempo consta de cuatro partes: As raíces, O camiño, O esplendor y O noso tempo, y como curiosidad diremos que incluye un fragmento en gregoriano del Codex Calixtinus.

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06 diciembre 2015

Malvaloca

No fue Valle-Inclán el primero ni el único en poner acotaciones literarias en sus obras de teatro, aunque sí que abusó del procedimiento, y empleo este término sin matiz peyorativo, bendito abuso. Ese hombre habría sido capaz de poner metáforas en una escritura de propiedad. A lo que voy es a que los Quintero, que Valle quería fusilar, también hacen acotaciones literarias, y no hay más que ver la primera de esta Malvaloca, aunque no tan floridas y pintorescas como las del otro.

Bien, esto pasa en un asilo de ancianos llevado por monjas, y Malvaloca es la típica mujer deshonrada con corazón de oro. Y también la típica andaluza con sal a raudales. O sea, lo propio para llorar y reír, que es de lo que se trataba, claro. Cuando no había andalucistas, bien entendido: porque este tipo de personal es tan susceptible que habría sido capaz de denunciar la obra por el hecho de que los personajes más asentados no son andaluces mientras que estos son los que hacen las gracias, esos diálogos que sirven más que nada para aderezar una trama más bien simple. Esta se basa en un símil entre la protagonista y una campana, llamada la Golondrina por los residentes del asilo, antiguo convento. Ambas suspiran por una nueva vida, ya que la Golondrina está rota y no suena como en sus mejores tiempos. Un curioso toque costumbrista este, por cierto: los lugareños andan en rivalidades con sus campanas como si fueran Joselito y Belmonte. Bien, pues Malvaloca también sueña con una reparación (no a lo Celestina, Dios nos libre, sino moral o espiritual), porque su antiguo novio la abandonó después de. Y hete aquí que aparece por el asilo Leonardo, empresario de fundición. Se imaginan, ¿no?, pues eso.


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04 diciembre 2015

"En España también hay muertes sospechosas en las campañas",


dice una, defendiendo a Venezuela al estilo y tú más. Pero es cierto. En algunas, hasta ciento noventa y dos muertes sospechosas. En otras, solo una.


29 noviembre 2015

Estoy harta de ser una tonta.


Carabel no ignoraba que cuando una mujer asegura estar harta de ser una tonta, es precisamente cuando se dispone a hacer una tontería.

En Wenceslao Fernández Flórez, El malvado Carabel

Llevado al plano colectivo, el debate podría ser interesantísimo.


27 noviembre 2015

Carl Mann: "In rockabilly country"


Después de reinventarse en 1980, Carl Mann trató de aprovechar el filón con este In rockabilly country. El resultado fue, desde mi punto de vista, muy bueno, pero quizá no tanto para las ventas. En Goher Shop ya estaba entre los baratos cuando salió (nada que ver esas quinientas y pico con las ochocientas que costaba por entonces el Gideon de Kenny Rogers, por ejemplo).

Muy bueno porque la colección de canciones, entre los dos estilos que insinúa el título, son excelentes y Carl Mann y su banda las interpretan bastante bien, salvando esa dichosa manía de ondular las notas finales. En las piezas rockeras la técnica es muy parecida a la de Sleepy Labeef, con una voz grave y solos de guitarra y piano alternando. En los lentos tiene más protagonismo la steel guitar.

Como en el disco anterior, la mitad más o menos son de cosecha propia y el resto versiones. Ramona queda mejor en su voz y su guitarra que en las de los Blue Diamonds o los Tres Paraguayos, tan empalagosos ellos. Y por muy Willie Nelson que sea, prefiero este Blue eyes crying in the rain al suyo. Hasta puede resistir la comparación con la Nitty Gritty Dirt Band en Sunny side of the mountain. Lamentablemente, menos de la mitad del repertorio está disponible por la cara, y en el mercado predomina abrumadoramente el Carl Mann de los 50, que encuentro menos atractivo.

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22 noviembre 2015

Los renglones torcidos de Dios


Voy a ser poco original, porque no voy a hacer sino alabar una novela que se ha vendido como chuches y se ha leído, no me cabe duda, hasta el punto de merecer una edición conmemorativa, creo que a los treinta años, en el 2009.

De Torcuato Luca de Tena, desde Edad prohibida, siempre me espero lo mejor. Esta vez superó todas mis expectativas. Tal vez los problemas humanos que plantea se queden al nivel de lo psiquiátrico, de lo moral y de lo social, pero el modo de afrontar esos problemas y de mostrarnos la psicología, tal vez no muy compleja, de los personajes resulta deslumbrante. De hecho es una novela psicológica, social, ejemplar, policíaca, documental, todo ello en las dosis requeridas para satisfacer a un sector amplio de público sin quedarse en las banalidades de los bestsellers habituales.

Es un bestseller, sí, y de ello da fe, de entrada, el propio glamour de la protagonista, que se une luego a otros elementos como los anabolizantes didácticos, para emplear la expresión de David Viñas; los toques de horror y de sensualidad, desde luego el suspense e incluso los momentos de emoción aventurera. Pero, insisto, todo ello se halla medido con primor y nada resulta excesivo. Y el toque de genio, como suele suceder en este hombre, está en la estructura narrativa, aquí consistente en un habilísimo jugueteo con el lector acerca del carácter de la protagonista, que nos mantiene en un constante vaivén: ¿loca?, ¿cuerda?, hasta el mejor final feliz del último medio siglo (por no pillarme los dedos).

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