14 septiembre 2010

El reflector

Erich Auerbach comenta un pasaje de Voltaire en que éste presenta de modo ligeramente cómico algunas prácticas religiosas.

... Es también ejemplo de una acreditada técnica de propaganda, que con frecuencia es empleada más burda y malignamente que en este caso: podríamos denominarla la técnica del reflector. Consiste en iluminar potentemente una pequeña parte de un conjunto muy amplio, dejando empero en la oscuridad todo lo restante, que podría explicar y ordenar aquella parte, y que acaso serviría también de contrapeso a lo que se hace resaltar. Así, parece que se dice la verdad, ya que no puede negarse lo que se dice, y, sin embargo, todo está falseado, pues la verdad no puede ser más que enteriza y con la exacta coordinación de sus partes. El público cae una y otra vez en semejantes trampas, sobre todo en tiempos agitados: todos conocemos ejemplos de sobra en el pasado inmediato. En tiempos ordinarios, el truco es fácil de descubrir, pero en épocas de tensión falta en el pueblo o en el público una voluntad seria para ello. Cuando a una forma de vida o a un grupo humano les ha sonado su hora o han perdido el favor y la tolerancia de que disfrutaban, cualquier injusticia que la propaganda comete con ellos se siente vagamente como tal y, sin embargo, es saludada con regocijo sádico.

(En Mímesis)

Otra referencia a esta obra aquí.


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