Leyendo este libro comprobmos la diferencia entre un texto de divulgación doctrinal o apologético y uno de teología. No es que esto sea teología muy dura. Yo lo llamaría teología divulgativa, pero a lo mejor es que la pluma amable del futuro Benedicto XVI acerca mucho estos capítulos al lector medio. Lo que quería decir es que uno no encuentra aquí los habituales argumentos que nos explican la fe, al estilo de Leo J. Trese, por ejemplo, sino que Ratzinger (por entonces, 1968, ni siquiera cardenal y puede que ni obispo) expone sus propias conclusiones como "profesional", por así decirlo.
El capítulo de Introducción no puede por menos de dejar admirado, por el modo tan lúcido con que el autor plantea el problema de la fe en el mundo actual. La fe es, para Ratzinger, el modo de acceder a aquello que nos supera como criaturas racionales pero que humildemente reconocemos que existe, aunque la incredulidad estará siempre acechando nuesro castillo, como la fe lo hará con el del escéptico. El futuro autor de Deus caritas est se atisba en el resto del volumen por la importancia que da al amor a la hora de explicar la Trinidad o la Encarnación del Verbo. Pero estamos ante un libro al que sin duda hay que volver una y otra vez, pues merece la pena saborearlo con calma.
Nota redactada en agosto del 2007
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