Leo un artículo sobre la campaña de los rumanos para mejorar la imagen de sus inmigrantes. Me parece de perlas dicha campaña y la presencia de los rumanos por aquí. Luego el autor empieza hablar de racismo y de fascismo, y entonces es cuando me mosqueo. Hay mucho savonarola de urbanización, amigo de poner sambenitos a los compatriotas que vivimos en los barrios, en buena armonía con rumanos, moros, sudamericanos y demás inmigrantes honrados. Mucho telepredicador con parejita y audi que fustiga el racismo como nuevo pecado original, fácil de purgar desde sus zonas ajardinadas y cuya verdad se pone de manifiesto en los votos que reciben en España los partidos xenófobos.
También se refería el autor, cómo no, a la emigración española de los 60, para deshacer el tópico de que nosotros íbamos allá con contrato bajo el brazo. No todos, dice, no todos, según los últimos estudios. Vale, majo.
Pero, aun así, me sigue faltando un dato: ¿qué índice de delincuentes españoles había en las cárceles suizas y alemanas en los 50/60?
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