02 septiembre 2009

Geografía es amor


José García Nieto recorre la piel de España como si del cuerpo de una amante, en efecto, se tratara. Es el patriotismo elevado a eros, con una patria erigida en donna angelicata que provoca en el enamorado todo tipo de sublimaciones y, también, algún que otro dolor. Toledo, Soria y el Guadarrama son los puntos privilegiados de esta canción de amor, al menos por el número de poemas. Con todo, creo que una de las piezas más geniales del volumen es "Galicia bajo la lluvia", un himno donde el agua se convierte en savia, alma o principio vivificador de aquel país, aquel órgano concreto de la amada, por seguir con la metáfora. A Tales de Mileto le hubiera gustado. En todo caso, ahora miraré con otros ojos esa llovizna pertinaz cuando me deje caer por allí. Cosas de la poesía.

Pero no quiero dejar de mencionar uno de los últimos poemas que recapitulan el libro, el titulado "España Dulcinea". La asociación es certera, porque el ente España, negado por unos y afirmado con pasión por otros, ha dado pie a grandes luchas, a heroísmos y a disparates a veces. Don Quijote necesitaba a Dulcinea para dar sentido a su vida, y no podía soportar la idea de su inexistencia. Igualmente, ¿qué importa que otros nieguen a España con argumentos, si a nosotros su presencia nos hace mejores? Ella es siempre la más bella, aunque "un mundo que envilece cuanto toca" la haga aparecer fea: "... y si es preciso nos azotaremos para desencantarte"

Nota redactada en agosto del 2004

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