En Hispanoamérica es un hecho corriente [que los terroristas se rediman por la militancia en un partido pólítico]. Y en todas partes ya casi nadie considera anormal que se les glorifique. El terrorismo es "progresista", por lo que los delitos son cualitativamente distintos según afecten a la "izquierda" o a la "derecha". Por lo general, como la izquierda se ha arrogado el monopolio de la conducción de la historia hacia la felicidad de todos, la expedición de credenciales de democracia, y la custodia de la moral pública -la privada la desprecian- tiene a su favor la presunción de que sus intenciones son siempre buenas y sus delitos más disculpables; por supuesto, si son "políticos" ni siquiera se les debiera perseguir. Por eso tampoco es raro que los casos más graves y corrientes de corrupción afecten principalmente a los partidos sedicentemente izquierdistas, pues la naturaleza humana es la misma en todas partes y en cualquier partido o ideología.
"Desmitificación del consenso político", en Razón española, 145.
Léase: el PP tratando de reeducarse por haber sido demasiado de derechas mientras enchiqueran al alcalde de Estepona.
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