30 noviembre 2006

Novelas a Marcia Leonarda


"Versos de amor, conceptos esparcidos..." Mientras el imperio se hundía Lope divagaba y los españoles se deleitaban con los hallazgos siempre luminosos de uno de los hombres que más a fondo habían exprimido su cabeza y su corazón. Marta le había pedido que escribiera una novela, es decir, una novela corta al estilo de las ejemplares de Cervantes. El genial sinvergüenza, por supuesto, no pudo negarse, y compuso "Las fortunas de Diana", bajo cuya prosa puede reconocerse con facilidad una de tantas comedias surgidas de su imaginación. A esta siguieron otras tres, siempre con lances de amor en su trama. En esto, en el amor, Lope tenía ideas más luminosas en la cabeza que éxitos en la vida, si hablamos en términos del buen amor. Véase: refiriéndose a Marcelo, marido burlado de "La prudente venganza", dice que "no era amoroso ni había estudiado el arte de agradar, como algunos que piensan que no importa y que todo se debe al nombre, no considerando que el casado ha de servir dos plazas, la de marido y la de galán, para cumplir con su obligación y tener segura la campaña". Todo un programa para los matrimonios de todos los tiempos. En esto, en efecto, le llevaba "más la razón que la inclinación"; con todo, "esto me hallé naturalmente y siempre me pareció justo". Por eso se lanzó a hacer de Quijote para liberar a una Marta malmaridada, cura y todo. ¡Qué Lope!

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