08 junio 2016

Parnaso en excedencia


Chema ha echado el cierre a su blog, pero ahí queda como una referencia interesante sobre novela española actual. He de decir que es un campo que no frecuento, porque teniendo tantos muertos por leer, es perder el tiempo arriesgarse con los vivos, que no sabes qué será de ellos al cabo de poco. De hecho el otro día estuvo en mi instituto Gustavo Martín Garzo, que además de novelista es paisano, y por mí como si llega a ir el candidato de Izquierda Unida. Además es un tipo del que he permitido que un comentario tonto e injusto deslizado en alguna ocasión me le haya hecho antipático.

Aprovecho para echar un vistazo a sus infumables y a sus recomendados (de Chema, no de Martín Garzo). Entre los primeros, no comparto su absoluto desdén por Arturo Pérez-Reverte, que me parece un buen contador de historias. Con Matilde Asensi espero no volver a tener más contacto que el que me deparó mi efímero oficio de comentarista de best-sellers. Creo que le haré caso acerca del Madera de boj de Cela, un tipo que creo que lo dijo todo en los 40 y 50. Con Javier Marías tal vez me vuelva a dejar engañar, pero con otra cosa que Los enamoramientos. De Eduardo Mendoza espero vivir para leer algún día La ciudad de los prodigios...

En cuanto a recomendados, lo que dice de Luis Landero me anima a poner en nómina esos Juegos que nunca me llamaron la atención. En cambio no entiendo qué le vio al Paraíso inhabitado de la Matute, un relato de principiante (y eso que fue el último) plagado de ñoñeces. Por lo demás, hay ahí muertos incontestables: Delibes, Torrente, Martín Gaite (¡hasta Rubén!)... que se apartan de ámbito propio del blog. Tengo miedo de hincarle el diente a lo nuevo de Jesús Carrasco, porque Intemperie fue un impacto tan certero que es difícil de repetir. Y Trapiello es el típico elemento del que no tengo ni dudas sobre su calidad ni razones para empezar a leerlo. A Pombo y a Pujol no los he agotado aún.

Me sorprende la piedad que ha tenido con Almudena Grandes.