
Sí, es el mismo Tolstoi que escribió Ana Karenina,
el mismo que tan bien nos mostró la diferencia entre la manera correcta y la
incorrecta de afrontar la vida matrimonial. Parece que acabó pensando como
vivía, y era tan buen novelista como pésimo marido. Podnysev critica el
romanticismo de su mujer, que se casó convencida de que lo hacía con un ángel.
Pero él mismo no logra superar el defecto contrario: el de estimarse basura y pensar
que eso le hace irredimible, indigno de cualquier esposa: "Se vende una
virgen a un libertino y esa venta se verifica con la apariencia de las cosas
más puras, embelleciéndola con los detalles más ideales". Con esa amargura
en el fondo -no del todo infundada, por supuesto-, las dificultades más nimias
de la vida matrimonial se le hacen insoportables. Tolstoi desahoga su
propia experiencia, sin duda. Pero no dejan de poder espigarse ciertas observaciones
atinadas y muy actuales.
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