16 noviembre 2012

Recortes


"Orden... por la que se regula el procedimiento para garantizar el derecho del alumnado ... a que su dedicación, esfuerzo y rendimiento sean valorados y reconocidos con objetividad".

Así se llama la ley que regula la reclamación de notas en Bachillerato: o sea, cómo conseguir en los despachos lo que al esforzado alumno le han negado desde la cátedra. Y dirán ustedes: eso de la "dedicación, esfuerzo y rendimiento" ¿no es más propio de un acto de imposición de medallas que de un texto legislativo? ¿No sería más propio decir simplemente "su trabajo" o "sus exámenes"?

Bien, no hace falta ser un lince para deducir, de tan rimbombante enunciado: a) que la "dedicación, esfuerzo y rendimiento" se le suponen al alumno, como el valor en la mili; mientras que b) del profesor sólo cabe esperar una tendencia a la parcialidad y la mala uva; y que c) la objetividad reside más arriba, en la bendita Administración, en los ángeles guardianes de la juventud. Un tipo detrás de una mesa es capaz de juzgar con más objetividad que quien ha preparado y desarrollado las clases y ha seguido la evolución del alumno día a día. Dónde va a parar.

Pero el problema de la enseñanza en España son los recortes. 

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