13 noviembre 2009

Genocidio educativo


Decir que este es un libro alarmista no resulta peyorativo: siempre será poco lo que se clame contra el destrozo de la educación española perpetrado desde los 80 para acá. El proceso me hace evocar siempre las escenas de El Padrino donde, mientras los Corleone bautizaban a uno de sus vástagos entre fastos sacros y efusiones de ternura, los esbirros se entregaban a la liquidación sangrienta de los capos rivales. En España, desde hace dos décadas, los Marchesi y sus sucesores han producido libros blancos, cajas azules, decretos, currículos, reglamentos, kilos de esdrújulos pomposos que querían convencernos de que por fin tendríamos los ciudadanos ideales de una república (en el más amplio sentido) democrática. Mientras tanto, en los institutos, se masacraba mobiliario, cedían nervios, cundía el miedo, se titulaba a cuadrúpedos. Cuando los responsables de todo ello (objeto del más inexplicable temor reverencial) abandonaron el poder, empezaron a aparecer libros denunciando el atropello. Este de Pascual Tamburri no añade gran cosa pero posee el valor de describir el tipo de hombre que el espíritu de la LOGSE ha producido de manera consciente y deliberada.

Nota redactada en enero del 2008


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